El pasado 14 de octubre, la montaña de Montjuïc, en Barcelona, rejuveneció de repente 30 años, y diversos coches deportivos de todos los tiempos recorrieron el trazado de su antiguo circuito urbano, considerado como el mejor de todos los tiempos de Fórmula 1 (uno de los 10 mejores según Autosport en el número conmemorativo del 50 aniversario de la Fórmula 1).
Si bien se corrió en él por primera vez en 1932, el trazado definitivo se fijó en 1933, y no fue hasta el 4 de mayo de 1969 que se disputó el primer Gran Premio de España de Fórmula 1 de la historia del automovilismo. Este Gran Premio fue alternando su celebración entre Montjuïc y el Jarama (Madrid) hasta que en 1975 Rolf Stommelen se salió de la pista provocando la muerte de 5 espectadores, hecho que causó el cierre definitivo del circuito. Durante este tiempo, el circuito también fue escenario de las "24 horas de Montjuïc", famosa prueba de resistencia para motos. Recuerdo con cariño aquellos domingos en que el rugido de los motores inundaba toda la ciudad de Barcelona.
Pues bien, 75 años más tarde de la primera carrera se organizó una fiesta conmemorativa de dicho acontecimiento. Se recuperó el aspecto que tenía del circuito en aquellos tiempos, con el mismo trazado, la línea de llegada, las gradas, el arco de meta, y el paddock. El sábado estaban expuestos allí todos los coches que participarían en las "carreras" del domingos, y el acceso al público era totalmente libre, y el domingo corrían todos ellos por el circuito en mangas de 4 vueltas. A la derecha de la Font Màgica se montaron algunos stands, y un área de cocktail, con una banda musical y todo, para los participantes del evento. Los espectadores que fueran vestidos de época (de aquella, claro) tenían acceso libre a una grada especial. También había allí expuestas algunas antiguallas, como un coche de bomberos o un trolebús.
La carrera la abrieron los Ferrari del Club Ferrari de España, y la verdad, no fue nada emocionante, a excepción de uno de ellos, con pegatinas de competición, que nos obsequiaba con algún que otro acelerón. Quizás porque quien abría siempre las mangas era un coche de la Guàrdia Urbana, que el pobre iba a todo lo que daba de sí mientras que los deportivos que le seguían iban de paseo. Seguro que quien más disfrutó el domingo fue el conductor de ese coche de policía.
Siguieron un grupo de míticos Renault-8 TS, casi todos ellos con configuración de serie y en perfectísimo estado, y el último un auténtico pura-sangre, que bramaba más que los Ferrari de antes. Mi padre tuvo uno de estos coches (no el TS, sino el normal), y me evocaron recuerdos de mi infancia.
Seguidamente entraron en pista las viejas glorias de la Edad de Oro: Pegasos, un Bugatti T37 y algunos Alfa Romeo de época. El Pegaso Rabasada era un auténtico maquinón, y a pesar de los años sonaba de maravilla.
Después corrieron una serie de coches clásicos de varios tipos, como un Ford Escort, un Saab con el techo pintado como la "senyera" (bandera catalana), varios de fórmulas de iniciación, etc. En ese momento ya llegué y me instalé en la curva llamada "Angle de Miramar", al final de la "Recta de l'Estadi". A 300 metros de esta curva llegaban los coches (en competición, claro) a 250 km/h y tenían que reducir a 80 en ese corto espacio. He de decir que a esas horas el circuito ya se había llenado de espectadores, y lo más cerca que me pude poner fue en 4ª fila y mirando entre cabezas. Suerte de las fotos que hice, que si no...
Bien, llegó el momento de los Fórmula 2. Muy pequeñitos ellos, me recordaban karts con alerones. Luego los GTs, destacando los famosos Alpine encabezando la cabalgata, un Shelby Daytona precioso, y un estruendoso Ford GT40 que hacía las delicias de los espectadores a la salida de la curva.
En la siguiente manga salieron los Sport prototipos, las clásicas "barquetas", con los Chevron, Lola y el famoso Porsche 917 como más destacados. Y llegó el esperado turno de los clásicos de Fórmula 1, aquellos que hemos tenido en nuestros Scalextric: Lotus, Brabham, McLaren... aquellos que pilotaron Graham Hill, Jackie Stewart, Emerson Fittipaldi...
A continuación, los GTs, los prototipos y los Fórmula 1 de antes, todos ellos por separado según su categoría, hicieron otras mangas simulando una carrera. Iban un poco más rápidos, lo que permitía el coche de policía que iba delante, que entraba en la curva haciendo chillar las ruedas, pero no llegaron a animar a la gente, que ya se empezaba a aburrir. Al contrario, la gente se animaba viendo el esfuerzo de los policías de delante, y bromeando respecto al otro coche de policía que cerraba la comitiva, que siempre quedaba rezagado y la gente les gritaba "¡por allí! ¡se han ido por allí!", como si de una persecución se tratara (¿quizás exceso de velocidad?).
Otra de las causas del aburrimiento era que si bien había un servicio de megafonía a lo largo del circuito, y hasta una pantalla gigante frente a l'Estadi, en esta famosa curva no llegaba el audio de la locución, y claro, no nos enterábamos de nada. Y entre carrera y carrera pasaba tanto tiempo... y es que el espectáculo por lo visto se centró en la zona de la recta de meta, el paddock y las gradas. En cambio, todos nosotros pendientes de aparecer el coche de policía de delante, o casi al final ya, siguiendo las evoluciones del helicóptero del RACC.
Por otro lado hubo un pequeño altercado, si se le puede llamar así, con algunos reporteros acreditados. A "nuestra" curva llegaban a veces unos autobuses que dejaba a unos reporteros y recogían a otros. En uno de esos "intercambios", algunos de ellos se pusieron a sacar fotos dentro del circuito, delante de los espectadores a quienes tapaban la vista. Uno de los espectadores pidió a un fotógrafo de cerca de 2 metros de altura que hiciera el favor de agacharse para hacer las fotos, y éste respondió "primero voy yo y después vosotros". Esto arrancó un sinfín de protestas del público que llegaron a oídos de la policía y otros miembros de seguridad. Al comprobar estos que había gente dentro de la zona vallada del circuito los hicieron salir, no sin protestas de los "acreditados". A partir de ese momento, cada vez que aparecía por el circuito un fotógrafo, era abucheado por el público.
Y llegó el momento más esperado: Marc Gené con el Ferrari 248 F1 que llevaba Michael Schumacher el año pasado. Se oía rugir el motor desde lejos, y esta vez no había coche de policía delante (se habría quemado el motor del Ferrari por falta de aire). No se puede describir el sonido de ese coche. Después, en la siguiente vuelta, pasó Emerson Fittipaldi a bordo de su Lotus 72 JPS delante de Marc Gené, que parecía que le pedía paso. El rugido del Ferrari hacía que el del Lotus no fuera más que un gemido. Pasaron de nuevo, y finalmente sólo Marc Gené saludando.
Es curioso destacar que si bien los Toledo TDI de la policía no son evidentemente coches preparados para correr y tenían dificultades para trazar la curva deprisa, los Ferrari y el Masseratti de la organización que les acompañaban todas las vueltas tampoco quedaban tan lejos, chillando ruedas y rozando bajos. Sin embargo, los deportivos parecía que iban de paseo, y nos animaban pegando acelerones en vacío.
Y se acabó lo que se daba. La fiesta siguió abajo en la zona en torno a la Font Màgica, y los que estábamos arriba nos fuimos retirando tranquilamente. Eran las 15:00 y llevaba allí más de 5 horas... Las piernas y la espalda doloridas de la posición, pero valió la pena. A mi lado había un hombre de unos 50 años al que acompañaba su hijo adolescente, y le explicaba los tiempos gloriosos del circuito. El chaval alucinaba tanto que preguntaba a su padre por qué no volvían a revivir el circuito definitivamente.
Aquí podeis ver mis mejores fotos sobre el evento.
Entre los millones de páginas del ciberespacio, has ido a toparte con la mía. Está bien... no tiene por qué gustarte, porque habla de mis cosas, de las que me pasan, o de cosas que pienso... pero aquí está, quieras o no.
Si has llegado aquí por equivocación, no te sientas obligad@ a permanecer más tiempo y sigue tu camino. Si has venido de visita o en busca de algo, quédate y cuéntame qué piensas.
martes, 16 de octubre de 2007
Montjuïc volvió a rugir
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