El Torico de Teruel
A falta de mayor inspiración, voy a empezar una serie de artículos basados en mis vacaciones de este verano con destino a Andalucía. Han sido 5.000 kms. en coche por media España, y he conocido muchas cosas de este país, para mí nuevas.
El viaje empieza en Cunit, población costera del Baix Penedès, tocando la provincia de Barcelona, y la primera parada es Dinopolis, en Teruel. Para quien no lo sepa, se trata de una mezcla de parque temático y museo basado en el legado que dejaron las épocas antiguas en la zona de Teruel, muy rica en yacimientos fósiles. El parque está más bien orientado para los niños, que se lo pasan muy bien con todas las actividades que allí se llevan a cabo.
Seguidamente nos dirigimos al centro histórico de Teruel, ciudad que no conocía y cuyos habitantes insisten que "existe". Y la verdad es que me sorprende. Es un lugar muy tranquilo, rodeado por altas torres de estilo mudéjar que se ven desde cualquier calle. La arquitectura del centro histórico no me llama especialmente la atención, excepto unos llamativos edificios modernistas diseñados por el arquitecto tarraconense Pablo Monguió. De él también es la fachada neomudéjar de la catedral.
Voy en busca de uno de los lugares más famosos de Teruel: la plaza del Torico. Esperando ver una majestuosa escultura de bronce de un toro, me encuentro una gran columna con un toro del tamaño de un gato en todo lo alto. Ahora entiendo lo de "torico".
Me acerco a otro de los lugares famosos de la ciudad: el mausoleo de los Amantes de Teruel. En la puerta veo que nos hacen pagar. Hay cola y no hay tiempo que perder, por lo que decidimos no entrar y seguir paseando por la ciudad.
Volvemos a una de las terrazas de la plaza del Torico a tomar algo y a descansar un momento antes de reemprender el viaje.
Aquí podeis ver mis fotos de Teruel.
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