Noches de insomnio.
... las que nos esperan a muchos barceloneses hasta el próximo febrero. Al menos ese es el pronóstico, a tenor de las informaciones que dan las administraciones y las compañías eléctricas.
En estos momentos (una semana justo después del incidente) casi la totalidad de los barceloneses tenemos electricidad, pero a cambio gran parte de nosotros tenemos que sufrir molestos ruidos las 24 horas del día (o vibraciones en aquellos generadores que están depositados directamente en el suelo), y calores y humos procedentes de los motores de los cerca de 150 grupos electrógenos dispersos por varios barrios de la ciudad.
Los primeros de estos enormes aparatos fueron recibidos como agua de mayo, con los brazos abiertos. Pero tras las primeras alegrías llegaron los primeros problemas. Porque a parte de los que he mencionado en el párrafo anterior, hay casos en que los gases de escape o el aire de ventilación van a parar directamente a balcones, habitaciones o incluso locales comerciales. Incluso se ha dado el caso de un grupo electrógeno situado justo en la puerta de un CAP, o en medio de una calle o acera estrecha, o en un portal, dificultando hasta el paso personas.
Pero a cambio de este preciado bien que es la electricidad, uno es capaz de aguantar ruidos, calores, olores... ¡pero no que se vuelva a ir la luz! Y es que eso también está ocurriendo en muchos casos. Grupos electrógenos que nunca funcionaron y cuyos sustitutos ya se han averiado, otros que se quedan sin combustible, y algunos que incluso se sospecha, son víctimas de sabotajes, como robo de cables o simplemente apagado de motores por parte de "alguien". Al parecer, no sucede en los cedidos por el Ejército, ya que en ellos siempre hay un soldado montando guardia.
Para evitar todos estos "males", se están reemplazando los generadores más viejos por otros más modernos (se supone que más silenciosos y fiables), se les está dotando de depósitos de gasoil adicionales, y algunos hasta tienen un vigilante jurado. El de la foto no es de los más grandes y ruidosos, pero por la noche es especialmente molesto (y si a mí me molesta, no quiero ni imaginar al vecino que tiene justo 2 metros encima). Esta noche le instalaron en la parte superior un depósito adicional de unos 1.000 litros, como puede verse, y a su alrededor "patrulla" un vigilante jurado en todo momento.
Bien, espero meterme bien cansado en la cama para no enterarme y dormir de un tirón. Hasta otra.