martes, 30 de agosto de 2011

De vuelta de vacaciones


Vacaciones agosto 2011
Originally uploaded by . SantiMB ..


Una año más, las vacaciones han pasado, y casi ni nos hemos enterado. Bueno sí, algo nos hemos enterado, ya que han sido 3.000km y 1.300 fotos decentes en el sur de Francia, en la Provenza y el Languedoc-Rosellón, a lo largo de 9 días. A continuación una crónica lo que han sido estas vacaciones.

El tiempo ha sido bueno, casi excesivamente bueno, ya que ha relucido el sol todos los días regalándonos unas temperaturas superiores a los 30ºc desde poco más de las 10 de la mañana hasta casi las 9 de la noche. Estas temperaturas junto a que en Francia te clavan 3 euros por cualquier cosa fresca que pidas nos ha hecho pasarlo no demasiado bien. El campamento base ha sido un económico apartamento en Saint-Paul-lès-Durance, un lugar en el centro de la Provenza alejado de la civilización conocida. Bueno, civilización sí que había: al lado estaba el complejo de investigación de energía nuclear de Cadarache.

El primer día ruta por las provenzales poblaciones del parque nacional del Luberón, entre viñedos y más viñedos, y de vez en cuando algún campo de girasoles. Roussillon, Gordes, la abadía de Sénanque, Oppède le Vieux, Lacoste y Bonnieux fueron los lugares visitados. Unos lugares muy pintorescos y muy llenos de gente. En algunos lugares se nos hacía muy difícil aparcar.

El segundo día la fiesta de la lavanda, que se celebra cada 15 de agosto en Sault. Es la única oportunidad de poder ver un campo de lavanda en flor (más mustia que fresca), ya que la época buena para verlos es en julio. La fiesta no está mal. Empieza con un concurso de siega a mano con hoz en un campo que tienen en el centro del hipódromo. Alrededor del hipódromo se instalan docneas de paradas con productos derivados y relacionados con la lavanda. También hay desfile de carruajes y actividades folclóricas de la Provenza, así como una comida popular al módico precio de 21€. Como en todo acontecimiento francés, no puede faltar la paradita con coches clásicos (me gusta cómo los franceses aman los coches). De regreso al apartamento, cargados con más de 2kg. de lavanda recien cortada, paramos en el pueblo de Simiane-la-Rotonde porque nos llamó la atención a la ida. Muy bonito, pero lo malo fueron las estrechas calles empinadas del pueblo, muy duras para lo cansados que estábamos. Por contra, las cervezas más baratas de todo el viaje, a 2€ la lata.

El tercer día ruta por las "ciudades" provenzales, parando primero en el puente de Mirabeau, que estaba cerca del apartamento y nos llamó la atención el primer día. Se trata de un imponente puente colgante de la época de Napoleón que fue destruído en la 1ª Guerra Mundial. Se construyó uno paralelo que fue de nuevo destruído en la siguiente guerra mundial, y ahora hay otro más nuevo. Por debajo pasa el río Durance, y al lado del puente hay una ermita encima de una roca, reflejándose en el río. Seguidamente visitamos Saint-Rémy-de-Provence (lugar de nacimiento de Nostradamus y de inspiración de Van Gogh), Les-Baux-de-Provence (aquí comimos muy bien, con vistas al valle), Arles (imponente coliseo romano que hoy sirve de plaza de toros), Tarascon (imponente castillo a orillas del Ródano) y Avignon (impresionante palacio papal, y conocido puente).

El cuarto día aprovechamos para comprar algo de comida y descansar. Decir que en Francia por una caña de cerveza o un refresco cualquiera te clavan 3 euros, y 2 por un café. Una botella de vino en un restaurante se va fácil a los 17-18 euros, lo mismo que cuesta un entrecot. Una pizza sale por entre 10 y 14 euros, y una ensalada (bastante completas) se va a los 10 euros. Ya en plan barato, el plato del día sale por unos 12 euros, y una fórmula de ensalada + plato o plato + postre se iba a 15-20 euros, bebida a parte. Hago este comentario porque en un hipermercado la lata de cerveza de primera marca francesa cuesta 50 céntimos, lo mismo que una botella de litro y medio de agua de primera marca. Una botella de vino decente cuesta entre 4 y 8 euros, habiendo más baratos, y una barra de pan desde 60 céntimos, que allí la barra de cuarto sí que pesa un cuarto de kilo. La carne ya es un poco más cara que aquí (la envasada que caduca el mismo día te la venden más barata), y la fruta y la verdura bastante más caras. No sale muy caro vivir en Francia, si comes y bebes en casa.

El quinto día elegimos ir a la zona más alejada de la Costa Azul, por lo que visitamos Niza (me pareció una ciudad sin ninguna particularidad destacable), Villefranche-sur-Mer (un lugar encantador y tranquilo), Èze (pintoresco "village" para turistas, con impresionantes vistas que inspiraron a Nietzsche para escribir su "Así habló Zaratustra") y Montecarlo (estresante y feo, para mi gusto). Decir que en Montecarlo te clavan bien clavado si tomas algo, aunque sea en un sitio cutre, y el parking a precio de Barcelona, o sea, carísimo.

El sexto día lo dedicamos a la Costa Azul más próxima. Visitamos Saint-Tropez (acceso muy atascado, y al final no encontré el glamour que me esperaba), Le Castellet (pintoresto pueblo medieval también orientado al turismo, y que luego me enteré que el circuito Paul Ricard está allí), Cassis (otro pintoresco pueblo costero) y Marsella, que me pareció una ciudad sin más, a no ser por haber contemplado la puesta de sol en la colina que alberga la basílica de Notre-Dame de la Garde. Era el último día en la Provenza.

El séptimo día iniciamos el viaje de regreso a casa, pero sin prisas, ya que haríamos noche en Narbona. En la Camarga visitamos la ciudad medieval de Aigues-Mortes, que fue el único puerto francés en el Mediterráneo hasta el siglo XV, y por el que embarcaron los franceses hacia las Cruzadas. Dió la casualidad que coincidimos con la fiesta medieval local, así que había más animación que de costumbre. A última hora de la tarde llegamos a Narbona, una ciudad que me gustó. Visitamos el centro cuando oscurecía, y cenamos muy bien a la orilla del canal mientras una orquesta amenizaba la noche.

El octavo y último día visitamos la ciudad vieja de Carcasona, otro "village" medieval orientado al turismo. El nivel de estrés al caminar por las calles me recordó a Mont Saint-Michel. Eso sí, entrar en la basílica de San Nazario y contemplar las espectaculares vidrieras te ayuda a recobrar la paz, y más aún si alguien hace sonar el órgano. A última hora de la tarde llegamos a Colliure, bonito pueblo costero donde murió Machado y donde encontraron la inspiración muchos pintores. Allí, entre millones de turistas, conseguimos cenar bastante bien y reponer fuerzas para nuestra última y más triste etapa del viaje: el regreso a casa.

En resumen, han sido unos días bastante intensos en que hemos conocido lugares nuevos. Las fotos las iré publicando en mi Flickr, no todas, claro. Los franceses del sur son muy amables y mucho más "entendibles y entendedores" que los del norte, sobre todo cuando no hablas un francés perfecto. Las autopistas francesas son ligeramente más baratas que las catalanas, y si bien la gasolina es bastante más cara, es posible repostar por poco más precio que aquí en gasolineras de hipermercados (las más caras son las de las autopistas). Eso sí, hay muchos lugares donde costaba encontrar gasolineras. Llegué a pensar que allí usaban destilados de lavanda para alimentar a los coches. Y si quieres aparcar en los sitios turísticos, tienes que pagar, pero la mitad de lo que cuesta en Barcelona la zona azul.

Y nada más. Espero no haber sido muy plomo en mis explicaciones, y que si alguien quiere informaciones más concretas, no tiene más que pedírmelas.