domingo, 24 de diciembre de 2006

¡Feliz Navidad y Próspero Año 2007!



Éstas son las palabras más pronunciadas estos días. Todo el mundo deseando lo mejor al prójimo. Esta noche se reunirán todos con sus familias, comerán hasta la saciedad, beberán, cantarán villancicos... Mañana más de lo mismo, y como en Catalunya también es festivo el 26, pues aún más si cabe. Total, que el miércoles, primer día laborable, estará todo el mundo lamentándose de lo mal que se encuentra... Tres días de trabajo, y otra vez al lío de las fiestas.

Por mi parte, seguimos sin salir del bache. Si el mes de diciembre ya se presentó lleno de desgracias e infortunios, parece ser que se va a despedir igual, ya que otra enfermedad familiar nos obligará a pasar las navidades en el hospital. ¿Qué le vamos a hacer? Si nos hubiera tocado la Lotería... algo, un poquito, no hacía falta que fuera el gordo... pero ni una mísera devolución. Estamos deseando que se acabe el mes cuanto antes, a ver si enero entra con mejor pie.

Pero a pesar de mis desgracias, me reitero en el título del artículo: ¡Feliz Navidad y Próspero Año 2007 a todo aquel que lea esto (¿pero lo lee alguien?)! ¡Y a todos los demás también!

Nota: A todo esto, con los nervios y demás, sigo sin fumar.

Hasta el año que viene.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Se acabó el puente.

Barcelona HDR
Una vista de Barcelona desde Montjuic. Foto tratada mediante HDR.

Bueno... pues se acabó. Y la verdad es que ya era hora, por lo que explicaré a continuación.

Como expliqué en mi anterior artículo, esta semana hemos tenido un invitado a quien teníamos que enseñar nuestro pequeño país. La situación se presentaba bien: el famoso (y temido) puente de la Constitución, con el miércoles y el viernes festivos, y luego el fin de semana. A pesar de que los demás implicados en la aventura trabajaban el jueves, yo me he pedido puente en el trabajo, ¡el primero en 8 años! Así, aunque los demás trabajen, yo puedo estar por el invitado y enseñarle algo.

Pues nada... Llega el martes a última hora, y me despido de los compañeros hasta el próximo lunes, con una sonrisa de oreja a oreja. Pero la fortuna se empieza a torcer. A última hora del martes fallece un familiar muy próximo, por lo que el miércoles estamos de tanatorio, y el jueves (el puente) de tanatorio y entierro. Bueno, pero no pasa nada, que aún nos quedan el viernes y el sábado (el domingo se reserva para el viaje de regreso del invitado).

El viernes empieza bien la cosa. Nos dedicamos a ver Montjuic (hay magníficas fotos de ello en http://www.flickr.com/photos/smb_flickr). Pasamos un poco de frío porque han bajado las temperaturas, y como estamos en diciembre, la noche también cae enseguida. Por la noche salimos a cenar a un conocido y selecto restaurante de la zona alta de la ciudad, donde cenamos bastante bien. Pero no todo iba a ser perfecto. Como he dicho antes, la fortuna nos ha dado la espalda esta semana. A la hora de pagar, entrego la tarjeta de crédito y el DNI a un camarero, y éste me devuelve el DNI diciendo que en este local están por encima de estos detalles y cuidan y respetan al cliente, o sea, que se fían (a pesar que voy en plan vaquero de arriba a abajo, en un local en que todo el mundo viste de marca). A los pocos minutos vuelve el maître con la tarjeta, y leyendo en voz alta y con sorna un aviso que le ha devuelto el datáfono: "tarjeta sospechosa, retenga tarjeta del cliente". Me entrega la tarjeta junto con el aviso, como para hacerme saber que no es broma, y yo me guardo ambas cosas (¡me van a oir en el banco el lunes!) e inmediatamente le pongo en la bandejita la American Express, para que no me tome por quien no soy. Se acabó el problema, pero el tío me ha puesto en evidencia delante de otros clientes. Tras el incidente, salimos a pasarlo bien tomando unas copillas y bailando algo en un par de locales de la zona alta, y nos vamos a dormir.

Al día siguiente, sábado, vamos a visitar la atracción turística número 1 de Catalunya: el museo del Barça. Aparcamos un poco retirados del Nou Camp porque esa tarde hay partido. Hay señales que avisan de la prohibición de aparcar en esas circunstancias, pero todo está lleno de coches como si nada, y el sitio que elegimos para aparcar es una zona azul (gratuíta los fines de semana) al lado de La Masia del Barça. Visitamos el museo, y una hora antes de que cierren nos echan porque va a haber partir (aún faltan horas, por eso). Nos quedamos sin ver los trofeos. Pues nada, hacemos unas compras en la tienda del Barça, pillamos unos bocatas allí mismo (no hemos comido aún), y cuando volvemos a los coches, ¡se los ha llevado la grúa! Y aquello seguía lleno de coches aparcados, y aún llegaban nuevos, y nuestros coches habían sido sustituídos por unas cantonas pegatinas triangulares. Total, que echamos a caminar hacia el Princesa Sofía para coger un par de taxis. Es tal el cabreo que pasamos al lado del autocar del Barça justo cuando van a subir a él los jugadores concentrados, y no nos paramos ni a mirar. Enseguida encontramos 2 taxis libres en la puerta del hotel, y vamos al depósito.

Una vez en el depósito, un "amable" funcionario nos informa que la tasa de la grúa, que hay que pagar si te quieres llevar el coche, es de 137,50€. ¡Qué barbaridad! ¡Por poco más cenamos la noche anterior 5 personas en un restaurante bueno! También nos dice que la multa sube a 30€, pero que si pagamos allí mismo queda en 15€ ¡Qué morro! Total, que pagamos la grúa pero no la multa, que pensamos recurrir aunque perdamos, y volvemos a casa con un cabreo del 15 (al menos el Barça ganó). Nuestro invitado quedó impresionado por el importe de la grúa en Barcelona.

Y hoy domingo, pues nada... la despedida... el balance de estos días... Mejor olvidar. Esperemos que esta mala fortuna repentina vire 180º el día 22. Y yo sigo sin fumar (¡un mes ya!), a pesar de todo.

Hasta otra.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Y ahora he sido turista en mi propia ciudad

Barcelona panorama
Barcelona vista desde la Sagrada Familia.

Pues sí... Es una cosa con la que siempre he bromeado con los demás. Me he jactado de viajar mucho (bueno, no tanto, pero sí más que la mayoría) y no conocer mi propia casa. Pues lo cierto es que este domingo (un día menos que el que marque la publicación de este artículo), me he visto obligado, con agrado, a actuar de cicerón de un amigo que este verano hizo lo mismo para mí y los míos en su tierra: o sea, devolverle el favor.

Y es una cosa en sí muy agradable, porque conoces más del sitio donde vives, y encima se lo explicas a otra persona, para satisfacción de ambos. Doble favor.

De entrada, para los que hayais visto mi perfil soy de Barcelona, lo que hace que sea algo complicado hacer de guía turístico. Además, se complica la cosa al coincidir con los temidos puentes de la Constitución y la Concepción, por lo que el "invitado" dispondrá de mucho tiempo... Pues nada, ¡vamos a enseñarle Catalunya entera!

Difícil tarea... A pesar de haber viajado tanto fuera de casa, resulta que me doy cuenta de que mi casa es muy compleja y diversa. Pues empezaremos suave, con ver el barrio y el centro será suficiente para el primer día.

Hace 12 años que vivo a 4 calles de la Sagrada Familia, y hoy mismo me he disfrazado de turista, con mi cámara al cuello (las bermudas y la camisa floreada no venían mucho a cuento por tratarse de un 3 de diciembre, y estar ya en marcha la feria de Santa Llúcia de la Plaza de la Sagrada Familia). Bueno... que me lo he pasado pipa. Que Gaudí era un genio, cosa que ya sabía de antemano, pero que hoy he llegado a comprender más profundamente (basta ver mis últimas fotos en Flickr, en los enlaces que hay a la derecha, que hasta he abierto un Set dedicado a Gaudí). Eso sí... antes de ver y tocar nada de su obra, hay que visitar el museo que hay abajo, por el lado de la Fachada de La Natividad (C/Marina). Primero hay que comprender al artista para luego disfrutarlo.

Luego hemos seguido una ruta ya clásica en Barcelona: Catedral, Pça. Sant Jaume (por el Bisbe), Avinyó, Rambles, Ferran, Via Laietana, Sta. Maria del Mar, Fossar de les Moreres, Passeig del Born, estación de Francia hasta donde acaban los bazares del puerto, Moll de la Fusta, Colom, Rambles, Portaferrissa, Pça. de la Catedral, y de vuelta a casa... (reportaje visible también el Flickr). ¡Me encanta enseñar mi ciudad! Eso sí, no han faltado mis momentos de crítica a las instituciones públicas.

Bueno, señoras y señores... hasta la próxima.